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Dolor abdominal recurrente

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Sugerencias

   El dolor abdominal recurrente es un motivo frecuente de consulta tanto para el pediatra como para el cirujano pediátrico. Se puede definir como la "aparición de al menos tres episodios de dolor abdominal en un periodo mínimo de tres meses, que en razón de su intensidad alteran la actividad cotidiana del niño, permaneciendo asintomático en los periodos entre crisis y en ausencia de una patología basal conocida".

   En el estudio de estos niños es fundamental establecer una buena empatía con el enfermo y con sus padres, pues de ella se derivará la obtención de un mayor número de datos a través de una detallada historia clínica. Es fundamental situar el dolor que refiere el niño en su entorno social, familiar y afectivo. Hay que averiguar las características del dolor: localización y apreciación subjetiva del dolor, duración de los episodios, forma de comienzo brusca o larvada, intermitencia del dolor, intensidad del dolor, y su irradiación; conocer su ritmo de aparición y sus relaciones con otros síntomas: previos, asociados o posteriores; y valorar su relación con actividades tales como la escolarización, nuevos hermanos, periodos vacacionales, toma de medicamentos, respuesta a la administración de analgésicos, adopción de posturas antiálgicas, enfermedades presentes en el entorno familiar o antecedentes familiares de una sintomatología similar.

   Los datos de la amamnesis deben completarse con una detallada exploración física, siendo útil la valoración tanto en periodos de dolor como en los intercríticos.

   Las exploraciones complementarias serán progresivas y guiadas por los hallazgos previos. Nunca debe transmitirse a los padres la idea de un hijo enfermo.. La analítica de sangre y orina, el estudio de las heces para descartar la presencia de parásitos, la radiografía de tórax y la de abdomen y la ecografía abdominal se consideran casi obligadas. 

   Llegado este punto con frecuencia los resultados no mostrarán una patología objetivable, por lo que tras tranquilizar a los padres es prudente establecer un tratamiento higiénico-dietético y en periodo de observación de al menos dos o tres meses. Si la sintomatología persiste o la ansiedad familiar no se atenúa, será necesario realizar nuevas exploraciones complementarias del tipo de los estudios radiológicos intestinales con contraste baritado, la endoscopia alta y/o baja, la pH-metría esofágica, la gammagrafía abdominal y por último la laparoscopia exploradora. En la experiencia del autor, no menos del 70% de los niños con dolor recurrente referido a la fosa iliaca derecha en que no fue posible encontrar una causa previa del dolor, se obtuvo la desaparición de los episodios dolorosos  tras una laparoscopia con apendicectomía asociada aunque los hallazgos durante el acto quirúrgico no fueran significativos.

   Como resumen es importante resaltar la importancia de mantener una adecuada relación de confianza tanto con el niño como con sus padres para poder extraer de la historia clínica la información necesaria para orientar las exploraciones y decidir el tratamiento definitivo más adecuado. Como último recurso y sobre todo si el dolor es referido a la fosa iliaca derecha, no debemos olvidar la utilidad de la laparoscopia diagnóstico-terapeútica.

 

Dr. Ricardo Diez García

Especialista en Cirugía Pediátrica

Fecha de la última actualización: 2004

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