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Sinequia de labios menores e himen imperforado

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Sugerencias

   Las anomalías congénitas del desarrollo de los genitales externos son muy poco frecuentes en las niñas. La alteración más frecuente es la presencia de adherencias entre los labios menores, lo que se conoce con el término sinequia de labios menores.

   Se trata de un proceso muy frecuente que a menudo pasa desapercibido en las exploraciones rutinarias pero que se puede detectar a muy corta edad y que es más sencillo de tratar cuanto menor sea la edad de la niña. Puede ser el origen de síntomas alarmantes como molestias urinarias (disuria, polaquiuria,...), o enuresis.

   En la exploración puede apreciarse la presencia en la línea media de una delicada y casi transparente adherencias entre los bordes de los labios menores. Esta adherencia puede aparentemente cerrar el introito y no permite visualizar la uretra ni el himen. Generalmente se trata de una adherencia incompleta que deja una apertura en su extremo anterior (junto al clítoris), o uno o más pequeños orificios en diferentes localizaciones a lo largo de la línea de fusión  por los que salen la orina y las secreciones cervicales. 

   Generalmente los padres acuden a la consulta con una importante carga de angustia y diagnósticos muy variados; los más frecuentes la imperforación del himen y la ausencia de la vagina.

   El tratamiento es sencillo y los resultados excelentes. En las niñas pequeñas no se requiere anestesia y en la misma consulta se procede a ejercer una suave tracción lateral de los labios menores con los pulgares para ir separando ambos; en ocasiones es útil favorecer dicha separación con ayuda de un objeto romo del tipo de una sonda acanalada o un dilatador venoso,  protegido con vaselina o lubricante urológico. Se produce una muy pequeña línea de sangrado que no requiere especial atención. Es conveniente que los padres estén presentes durante la maniobra de liberación y explicarles las estructuras del introito ahora fácilmente apreciables. Así mismo se recomienda aplicar localmente vaselina u otra sustancia similar una vez al día al menos durante 2 semanas para mantener separados los labios menores durante el periodo de cicatrización de los bordes ahora  separados. Hasta hace unos años se utilizaban las cremas ricas en estrógenos para esta función pero hoy sabemos que el estímulo eficaz es el derivado de la manipulación y no la sustancia empleada, por lo que es preferible no utilizar cremas que puedan tener efectos secundarios aunque estos sean locales.

   En las niñas mayores el proceso es similar pero la tendencia es a que se  reproduzcan las adherencias, por lo que suele ser necesario recurrir a la anestesia para realizar la liberación y en ocasiones es preciso dar unos puntos de sutura en los bordes liberados para prevenir la formación de nuevas sinequias.

   El himen imperforado es un proceso mucho menos frecuente en el que el himen carece del orificio central por el que se drenan las secrecciones cervicales y uterinas. Si el diagnóstico es tardío, tras la menarquia (aparición de la primera regla), la niña presentará una historia de dolores abdominales recurrentes y cíclicos en una paciente con amenorrea (sin reglas), y podremos apreciar un himen abombado de tamaño variable. Las niñas prepúberes serán asintomáticas o presentarán síntomas urinarios del tipo de disuria y enuresis (con control previo del esfínter urinario) por protrusión del quiste del himen sobre la uretra.

   El tratamiento requiere anestesia general y consiste en extirpar un pequeño disco de la zona central del himen que permita el drenaje interior. No es precisa la intervención en los primeros años de la vida pero en las pacientes diagnosticadas después de la pubertad pueden presentarse secuelas de incluso esterilidad por lo que se recomienda realizar la intervención entre los 5 y los 8 años de vida: siempre antes de la pubertad, cuando el tratamiento es más efectivo y sencillo.

Dr. Ricardo Diez García

Especialista en Cirugía Pediátrica

Fecha de la última revisión: 2004

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