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Implante coclear en niños

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Sugerencias

 

    En los oídos con conducción normal las ondas sonoras hacen vibrar la membrana timpánica, y a través de la cadena osicular llegan al oído interno, a la cóclea, donde se estimulan células especializadas provocando una pequeña descarga eléctrica en el nervio de la audición (nervio acústico). Esta corriente eléctrica viaja a lo largo del nervio hasta el cerebro, donde se interpreta como un sonido.

   Si la cóclea tiene muy dañadas las células ciliadas no podrá transformar las vibraciones sonoras en corriente eléctrica. Un implante coclear compensa la pérdida de células ciliadas intactas con una guía de electrodos (con varios contactos de electrodos) dentro de la cóclea. Al estimularse las mismas se envía información al nervio acústico mediante pequeños y seguros pulsos eléctricos.

   El implante lo constituyen una serie de elementos de tal manera que:

      1. Las ondas sonoras se captan con un micrófono

      2. La señal se envía al procesador de lenguaje

      3. El procesador codifica la señal

      4. La señal codificada se envía a la bobina

      5. La señal se envía al dispositivo-electrónico-implantable a través de la piel, sin dañarla

      6. El dispositivo-eléctrico-implantable decodifica la señal

      7. Los electrodos estimulan el nervio acústico

      8. Los impulsos nerviosos se envían al cerebro

 

 

   El equipo facultativo que valora la conveniencia de realizar un implante coclear lo integran especialistas otorrinolaringólogos, pediatras, audiólogos, rehabilitadores y terapeutas del lenguaje, y psicólogos o psiquiatras que valorarán los niveles auditivos del niño, nivel y posibilidades del desarrollo del lenguaje.

   Hay muchos factores que influyen a la hora de considerar a un niño adecuado para adaptársele un implante coclear. Lo principal es considerar si el nivel de audición y de comprensión es lo suficientemente pobre como para necesitarlo, y si hay alguna razón médica o educativa para que el implante no sea lo más interesante para el niño.

   Los implantes cocleares son aptos tanto para niños como para adultos si han nacido con pérdida de audición o esta se ha producido por lesión o enfermedad. Si su hijo es lo suficientemente mayor se le dará información para que forme parte del proceso de decisión.

   Hay que realizar una valoración exhaustiva para establecer el nivel de audición y el potencial de su hijo para usar ayudas auditivas convencionales (audífonos), lo cual puede requerir un tiempo para conseguir resultados precisos y estables. Será preciso incluirle en los protocolos efectuados por los equipos facultativos que incluirán un examen médico general de los oídos (incluyendo pruebas de imagen: scanner) y audiológicas subjetivas (audiometrías) y objetivas como los test de respuesta auditiva cerebral (potenciales evocados) que no requieren colaboración directa del niño, y que nos permiten determinar, desde el nacimiento, los umbrales auditivos de su hijo.

   Los costes del implante, la intervención quirúrgica y los cuidados asociados se cubren por muchos sistemas sanitarios y compañías de seguro. Investigaciones recientes efectuadas por organismos no interesados e independientes han demostrado claramente que los implantes cocleares proporcionan una clara ganancia de calidad de vida en la mayoría de los usuarios. De hecho, la relación entre beneficio y coste se ha comprobado que es mayor con el implante que con cualquier otro procedimiento médico más común.

   La razón más frecuente para no ofrecer un implante coclear es la de que la audición es "demasiado buena". Si el equipo facultativo considera que el niño puede oír la mayoría del lenguaje, con adecuado grado de comprensión mediante prótesis auditivas bien adaptadas, esta debe ser la recomendación. Hay algunas consideraciones médicas como ausencia del nervio acústico o determinadas malformaciones cocleares que contraindicarían la cirugía.

   Deberán ser valorados en un Centro de implante especializado aquellos niños con pérdida auditiva severa o profunda que obtienen un beneficio mínimo con las ayudas de audición y realiza pocos o ningún progreso en la comprensión del lenguaje.

   Es crucial actuar con prontitud para tener el diagnóstico precoz y el planteamiento de las opciones, ya que está comprobado que una intervención temprana, en el periodo fisiológico del desarrollo del lenguaje (etapa de la plasticidad cerebral) consigue mejores resultados que aquellos efectuados en edades más avanzadas, y decaen, a la vista de los datos actuales, los que se demoran a los 6, 7 años y posteriores.

   No todos los implantados tienen el mismo grado de beneficio con un implante coclear. Hay factores que condicionan la velocidad con que aprenderá a usar el implante y el grado de beneficio que alcanzará como son el estado del nervio acústico, el momento de pérdida auditiva, la edad de implantación, el nivel de lenguaje oral y escrito antes de establecerse la sordera, o el grado de estimulación alcanzado en el momento de implantarse, y el compromiso del niño y su familia en el proceso de rehabilitación.

   Virtualmente todos los implantados oyen los sonidos ambientales. El implante les permite les permite oír el tráfico, la bocina de los coches, vehículos de emergencia, sus nombres, etc... Es muy importante para los niños porque podría alertarles en situaciones peligrosas.

   La información del sonido recibida por el niño le da el potencial de comprender el lenguaje y leer los labios más fácilmente. Esto es de un valor incalculable en los niños que están aprendiendo a hablar.

   Podrían oír el lenguaje de otros, así como su propia voz, afinando el tono del lenguaje. Algunos niños implantados usan el aparato con tanta efectividad que pueden comprender el lenguaje, sin leer los labios y tener una conversación por teléfono.

   Teniendo un lenguaje comprensible puede abrirse a oportunidades sociales, educacionales y de conversación en un mundo de audición interactiva. 

   Actualmente se reconoce el valor de la implantación bilateral (implante coclear bilateral).

 

Dra. Margarita Bartolomé Benito

Especialista en Otorrinolaringología

 

Fecha de la última revisión: 2008

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